viernes, febrero 24, 2006

Domesticar o educar?

Pensaba (sí, ya sé, me lo has dicho toda la vida, pensar me hace daño. No importa, me arriesgo, como siempre)...
Pensaba pues en qué es lo que nos conduce por un camino u otro, qué nos guía, qué nos dirige los pasos (o en su caso las alas, o las patas o el estómago en el caso específico de los gasterópodos :)

Y creo que el origen de muchas actitudes viene de lo que aprendimos de niños, de lo que nos enseñaron y cómo nos lo enseñaron. Como lo plantea un amigo: ¿Nos educaron o nos domesticaron?

Ser uno mismo no quiere decir ser un silvestre sin modales. Pero debe haber una diferencia muy grande entre contestar cortésmente una pregunta o colocar los cubiertos sobre el plato vacío exactamente en la posición que los pilotos llamarían 4 en punto y entre reaccionar ante la vida con fórmulas prefabricadas, estandarizadas, de molde. Creo sí, que nuestra cultura y entorno nos condicionan inicialmente, y ciertos límites son necesarios (como crecer dentro de un nido estándar: con fondo y laterales, pero sin límite al cielo, es decir, sin techo). Un nido es limitado, sí. Pero seguro y confiable. Y cuando crecemos debemos remontarnos y volar y ser capaces de ver más allá del horizonte que suponía el borde del nido, y entender que hay otros nidos distintos, otras culturas, otras religiones, otras formas de vivir. Creo que nadie tiene derecho a proclamarse dueño de la razón, de la realidad.

La próxima vez que corrijas a alguien, piensa, estás educando o domesticando?

Me parece que a mí no alcanzaron a domesticarme.
:)

Besos mil