jueves, mayo 24, 2007

Por ella hasta seré faro


Hoy escribo para unos ojos que no me ven y unos oídos que no me oyen. Para la dueña de unas palabras que me prometen el cielo con el fin del curso escolar y me regalan la cicuta de un cambio de opinión radical. Que me busca cuando me necesita y me ignora cruelmente cuando vuelve a sentirse bien.

De todos modos no me muevo de sitio,
para que sepa hacia donde mirar cuando me busque.

Quién dijo que ser madre era fácil.

miércoles, mayo 23, 2007

Otro cuento: Al principio...

Al principio todo era Verde.
Un Verde húmedo, intenso y lleno de vida.

Y así vivieron unidos como uno solo, Azul y Amarillo. Compartiendo risas y cariños y los pequeños milagros de todos los días. La vida era plena como solo puede serlo cuando el amor se respira en cada célula nacida para estar junto al otro ser amado, tan perfectamente acoplados que el Verde entero vestía casi toda la tierra y las profundidades del océano.

Eones transcurrieron. Un día el caos sembró su semilla, que germinó en un desierto y comenzó a invadir al resto del mundo. La Ira pidió un sacrificio, el tesoro mas preciado sobre la faz de la tierra. Azul y Amarillo ofrecieron su amor, jurando encontrarse a través del tiempo, reencontrándose una y otra vez.

La confusión reinante en la humanidad durante los últimos siglos, las guerras, la incomprensión y el desamor, hicieron que cada vez fuera mas difícil hallar rastros uno del otro.

Y hoy que al fin me encuentras, atrapada en un círculo que los prejuicios del siglo no permiten romper, hoy que al fin te encuentro, atrapado en un cuerpo que nació desfasado en el tiempo... decidimos romper moldes aunque duela tanto, tender las manos y no soltarnos mientras nos duren estos cuerpos, o esperar otros cuatro siglos antes de volvernos a ver...

viernes, mayo 04, 2007

Frames

Cuando la vida cotidiana es tan plena que un instante mágico sucede a otro, formando una línea interminable, pareciera que perdemos la capacidad de distinguir los elementos valiosos que la componen. Como si al ver la impresionante extensión de una pradera o del mar, perdiésemos de vista las flores, hierbas, olas y espuma que tejen estos mantos maravillosos.

La costumbre puede hacernos perder la capacidad de admiración y asombro.

Cuando las percepciones se saturan de detalles, visualizamos el conjunto.
Lo asumimos y lo damos por hecho.
Nos acostumbramos a todo: a vivir junto a un premio nobel, al ruido de la carretera o al alegre alboroto de los pájaros por la mañana.

Para no olvidar lo afortunada que soy, de tarde en tarde me pongo a seleccionar cuadros de la gran película de mi vida. En vez de mirar las escenas en movimiento, observo con detalle algún cuadro detenido, cualquiera, como la luz de la ventana reflejada sobre su piel o la tibieza y el perfume del hueco de su cuello. O los lápices de colores olvidados alrededor del dibujo de mi hija. O las postales de mis princesas prendidas al corcho de la cocina.

Y respiro hondo, consciente de la felicidad circulándome en las venas.

Besos,
Gab

Perder la costumbre

2006

Creo que la gente vale la pena... hasta que demuestra lo contrario.
La desilusión nos abre los ojos, y las alas.
Duele perder lo valioso, pero en el amor valioso implica recíproco.
Así que a final de cuentas, la pérdida puede resultar ganancia,
aún con el escozor que deja la costumbre :S

Besos,
Gab