Castillos de arena

Cuídate de los castillos
que grano a grano
voy construyendo
con la arena de tantos
relojes solitarios.
Cuídate de las gotas
que poco a poco
rompen la piedra
con su silencio
constante y monótono.
Cuídate de mi tristeza
no sea que un día
se sienta un ave
que extienda sus alas
y prefiera una búsqueda vana
y no una esperanza yerma.
(1999, afortunadamente)